Si a un niño pequeño, se le condiciona y se le educa para que dé más énfasis a su mente racional, para que la ejercite y la energice, el niño va a expresarse siempre como un ser separado, alejado de su propia divinidad. Estará siempre distraído en las cosas externas y mundanas, dará más importancia a las cosas materiales y a su estatus social y sus máximas aspiraciones serán el egoísmo, la competencia, el ansia de poder y control sobre los demás.
Si a este mismo niño pequeño, en lugar de condicionarlo y educarlo para energizar su mente racional, se le educa para que siempre tenga conexión con su propia divinidad, para que sepa permanecer en silencio durante algunos minutos al día, acallando su mente, y ponga su atención en su interior, en la presencia consciente que es, y vive rodeado de la naturaleza, este niño vivirá en paz interna y se expresará como un ser pacífico, compasivo, consciente, lleno de sabiduría y amor.
Todo depende de cómo es la educación y el ejemplo. Los niños son como esponjas, absorben todo aquello que ven y que se les muestra.
La educación que se impone en las escuelas, es una educación que está basada en manipular las mentes de los niños, energizarlas y alejarles de su propia divinidad interna.
Como consecuencia, los niños desarrollan un ambiente de egoísmo, separatividad y competencia, lo cual conlleva a guerras de poder y violencia.
Pero esta educación escolar, está impuesta por el mismo Sistema que Controla todo el mundo y desea su destrucción.
En nuestras manos está el ayudar a nuestros niños a mostrarles su parte divina; enseñándoles cómo meditar y valores humanos de amor, unión y compasión.
Camino al Despertar